Visitar la cueva Khao Khanab Nam y el bosque de manglares es uno de los planes más divertidos que pueden hacerse en la popular provincia tailandesa de Krabi. Imagínalo, un paseo en barco por el río adentrándote en la naturaleza, una parada en una enorme y misteriosa cueva, y para finalizar una cena en un restaurante con su propia piscifactoría. En total dos o tres horas de una mágica travesía.
Aunque la mayoría del turismo se enfoca en las fantásticas islas cercanas a la costa como Ko Phi Phi o Ko Poda, en el centro de la ciudad podemos conocer este maravilloso lugar del que vamos a contarte todo con el máximo lujo de detalles. Solo tienes que seguir leyendo.
A diferencia de otros destinos más visitados de Krabi, esta apasionante travesía por el río no es tan conocida. Por ese motivo ocurren dos cosas: la primera es que no habrá tanto turista y podrás vivir una experiencia mucho más local; y la segunda es que reservar la actividad desde casa no es posible por lo que habrá que hacerlo en el momento de estar allí.
1. Salida desde los cangrejos gigantes

Algo muy típico de Tailandia son las esculturas gigantescas de animales. Esto se debe a que muchas poblaciones encuentran una vinculación especial con estos, a los que rinden homenaje por medio de estas figuras de gran tamaño.
En la capital de Krabi el animal venerado es es cangrejo. Y por eso junto al río Pak Nam, justo al otro lado de la carretera de donde se haya el mercado nocturno, encontrarás varias figuras de metal representando a este crustáceo.
Pues bien este será el punto de partida de nuestra travesía para conocer la cueva Khao Khanab Nam y los manglares de Krabi. Abajo tienes un mapa donde indicamos el punto exacto del lugar. A escasos metros del cangrejo hay un muelle con los clásicos barcos de madera tailandeses amarrados a este y que deberemos emplear en nuestra visita.
Como lo habitual en Krabi es alojarse en la zona de playa Ao Nang deberemos recorrer algo menos de 20 kilómetros para llegar hasta Krabi ciudad. La mejor forma de hacerlo es alquilando una moto en la playa de Ao Nang, utilizando el servicio de autobús o en tuc tuc.

Seguramente alguno de los barqueros al veros os proponga llevaros de ruta con el barco. Y si no lo hicieran bastará con acercarse e intercambiar unas palabras en inglés (incluso por gestos es posible comunicarse) para acordar el servicio. El precio es de unos 500 baths por barco.
2. Llegada a Khao Khanab Nam

Ya subidos en el barco de cola larga nuestro timonel pondrá rumbo a la cueva Khao Khanab Nam. Para ello se dirigirá en dirección norte. Desde el cangrejo y el muelle se ven al fondo del río dos pequeñas montañas de roca caliza apostadas cada una a un lado del río. Hasta allí vamos.
En la orilla derecha se encuentran los manglares y a la izquierda la ciudad. Al llegar a la montaña ubicada en la orilla de los manglares llegará el turno de bajar a tierra. Un sendero junto a un pequeño bosque lleva hasta la cueva. Solo hay que seguir caminando recto unos pocos minutos.
En la zona boscosas encontrarás monos, que puede que se acerquen. Como siempre que te encuentres con estos animales, vigila tus cosas. Una escalinata marca la entrada a la cueva.
Khao Khanab Nam fue declarado sitio arqueológico en los años 70 del siglo pasado. En la cueva se encontraron evidencias de presencia humana prehistórica. Ya en el siglo XXI, concretamente en 2018, se colocó dentro de la cueva un esqueleto humanoide gigante.

Como si de una excavación real se tratara, esta obra artística del taiwanés Tu Wei Cheng ganó el premio inaugural de la Bienal de Tailandia en 2018. Este concurso, que tuvo Krabi como primer escenario, cambia en cada edición de provincia anfitriona.
El esqueleto, tumbado sobre el suelo, está rodeado por el esqueleto de una serpiente, también gigantesca. Esta recreación no es casual y tiene una explicación cultural. Al realizar su obra el artista se inspiró en un cuento popular de Krabi, que precisamente tiene a estos personajes como protagonistas y según el cuál se enfrentaron por una princesa.
3. Atravesando los manglares
Después de visitar la cueva llega el momento de regresar al barco, en el que estará esperando el barquero. Sobre las aguas nos dirigiremos en dirección al lugar desde el que vinimos.
Sin embargo cuando lleguemos a la altura de la escultura de los cangrejos no nos pararemos. Por contra seguiremos en dirección sur. Los manglares ahora están a la izquierda y si el nivel de la marea es el adecuado nos adentraremos por alguno de los caminos de agua que se abren entre el bosque del manglar.

La embarcación deberá reducir mucho su velocidad para maniobrar en el estrecho camino de agua que se abre entre el manglar. Aquí también viven algunos monos que pueden verse moviéndose sobre las ramas. De hecho los manglares son lugares de gran valor biológico donde principalmente proliferan los moluscos, crustáceos o peces.
4. Un restaurante con piscifactoría
En el trayecto marítimo se observan varias piscifactorías sobre las aguas del río Pak Nam. Estas están construidas como estructuras de madera en mitad de la corriente de agua.
Después de la emoción de cruzar por el interior de un manglar llegaremos precisamente a una de estas piscifactorías mencionadas. Pero esta tiene la peculiaridad de formar parte de un restaurante. Su nombre es el Kanabnam View Seafood. Junto a este hay otro de apariencia prácticamente igual llamado Baan Ma Yhing (recuerda que las páginas web pueden traducirse fácilmente en internet aunque estén en tailandés).

Esta zona de la ciudad es únicamente accesible en barco así que es recomendable dedicarle tiempo a tomar algo, aunque sea un refresco. Y con suerte es posible presenciar cómo los trabajadores alimentan a los peces que crían en el agua. Nosotros disfrutamos de ese momento en el Kanabnam View Seafood.
Esta rutina se vuelve un espectáculo cuando alimentan a los peces más pequeños con almejas. Y es que después de abrir las conchas y sacar el molusco, colocan este en uno de los bordes de la piscifactoría y son los peces los que tratan de despegar de ahí la almeja y hacer que caiga dentro disparando un chorro de agua con su propia boca, ¡alucinante!

Tienen una buena carta con verduras, caracoles, cangrejos, almejas, langostinos o pescados, entre otras cosas. Y el ambiente del local es único, con vistas al río y alimentos frescos.
Después de disfrutar de esta maravillosa experiencia llegará el momento de regresar a la ciudad y terminar el recorrido. Para aquellos que solo quieran visitar el restaurante, es posible alquilar el barco con ese único motivo desde el mismo muelle en el que se coge para hacer la visita a la cueva Khao Khanab Nam.